sábado, 21 de junio de 2014

MUJER, CIUDAD, PLANEAMIENTO; O LO QUE EL LENGUAJE OCULTA.


Susana García Bujalance es arquitecta y profesora en la Universidad de Arquitectura de Málaga. Ha creado LABORATORIO DE URBANISMO. Blog un blog que surges inicialmente como lugar asociado al grupo de debate del mismo nombre, alojado en Facebook, de las asignaturas de Urbanismo de 4º  que imparte en la Escuela de Arquitectura de Málaga.

A continuación te dejamos con un extracto del post "Mujer, ciudad, planeamiento; o lo que el lenguaje oculta": 

"(...) Quienes tomaron decisiones, quienes propusieron y quienes ejecutaron la forma de la ciudad creando con ello un modo de vida específico diferente del que había antes de esta etapa de planificación, fueron en todo caso hombres que practicaban un modo de vida de hombres. Desde la intervención higienista del varón Haussman en París hasta la eco-ciudad en el desierto de Dubai de Norman Foster, pasando por la ciudad para tres mil habitantes de Le Corbusier, las aportaciones más significativas en lo que a modelos de ciudad se refiere han estado siempre dirigidos y orientados por una visión del mundo ilustrada basada en la segregación de la vida pública y de la vida privada en tanto que ámbito para el cuidado y la reproducción. La ciudad se ha proyectado para un individuo sano, autosuficiente e independiente en el ámbito económico, físico y emocional. Para alguien que puede desplazarse sin problemas de una zona a otra de la ciudad para desarrollar en cada una de ellas las tareas que se han proyectado. Alguien que se mueve solo y de manera pendular: de casa al trabajo, del trabajo a casa.

El problema surge cuando la ciudad es utilizada por quienes no cumplen estos requisitos. Las personas que no pueden desplazarse solas porque aún no tienen la autonomía necesaria –niños y niñas- o porque ya la han perdido –ancianos y ancianas-, las personas que sufren algún tipo de enfermedad o limitación física en su movilidad, las personas que no se sienten seguras emocionalmente –bien porque tengan algún tipo de enfermedad mental, bien porque sientan miedo o se sientan amenazadas-, o las personas que se ocupan del cuidado de otras personas, experimentan la violencia de quienes no pueden desarrollar el modo de vida urbano proyectado. La violencia interior surge cuando sin embargo, se ven obligados a cumplir unas expectativas diseñadas para el sujeto histórico burgués en tanto que individuo autónomo y libre de ataduras. Desarrollar una vida profesional o laboral para quienes deben ocuparse del cuidado de los más pequeños, de las personas mayores o enfermas, o desplazarse de una zona a otra de la ciudad cuando el transporte público no está diseñado para recorridos poligonales entre áreas residenciales o con origen y destino en los equipamientos vinculados al cuidado, es una tarea imposible que genera la frustración de la desincronización del cuerpo y la ciudad. (...)"

Artículo completo está incluído en el número 13/2014 “MUJER Y CULTURA” de la revista anual “Sociedad- Boletín de la Sociedad de Amigos de la Cultura de Velez-Málaga” publicado por CEDMA y con número de ISBN: 1699-4264.

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