Hoy,
27 de agosto, se cumplen cuarenta y nueve años de la muerte de Le
Corbusier. Estaba de vacaciones en Cap Martin, en la Costa Azul
francesa, su paraíso infernal (o su infierno paradisíaco). Por la
mañana, después de desayunarse, se metió en el mar a nadar y murió de un
ataque cardíaco, con setenta y siete años, diez meses y veintiún días
de edad. (Hago la puntual y dolorosa crónica en mi libro
Necrotectónicas). - See more at:
http://www.cosasdearquitectos.com/2014/08/le-corbusier-mucha-cara/#sthash.2NoWR6lJ.dpuf
Hoy,
27 de agosto, se cumplen cuarenta y nueve años de la muerte de Le
Corbusier. Estaba de vacaciones en Cap Martin, en la Costa Azul
francesa, su paraíso infernal (o su infierno paradisíaco). Por la
mañana, después de desayunarse, se metió en el mar a nadar y murió de un
ataque cardíaco, con setenta y siete años, diez meses y veintiún días
de edad. (Hago la puntual y dolorosa crónica en mi libro
Necrotectónicas). - See more at:
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Hoy,
27 de agosto, se cumplen cuarenta y nueve años de la muerte de Le
Corbusier. Estaba de vacaciones en Cap Martin, en la Costa Azul
francesa, su paraíso infernal (o su infierno paradisíaco). Por la
mañana, después de desayunarse, se metió en el mar a nadar y murió de un
ataque cardíaco, con setenta y siete años, diez meses y veintiún días
de edad. (Hago la puntual y dolorosa crónica en mi libro
Necrotectónicas). - See more at:
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Hoy, 27 de agosto, se
cumplen cuarenta y nueve años de la muerte de Le Corbusier. Estaba de
vacaciones en Cap Martin, en la Costa Azul francesa, su paraíso infernal (o su
infierno paradisíaco). Por la mañana, después de desayunarse, se metió en el
mar a nadar y murió de un ataque cardíaco, con setenta y siete años, diez meses
y veintiún días de edad. José Ramón Hernández
Correa hace la puntual y dolorosa crónica en su libro Necrotectónicas.
A continuación transcribimos
su post "Le Corbusier: Mucha cara" en Cosas de Arquitectos:
Pero qué hacía
allí pasando sus vacaciones es algo que tiene tela.
En 1924 Eileen Gray
diseñó una extraordinaria casa para ser construida en Cap Martin frente al mar,
y en la que vivir su idilio con el crítico Jean Badovici, amigo de Le
Corbusier.
La casa se construyó
entre 1926 y 1929. La llamaron E 1027, un nombre que se las trae, y que parece
escasamente romántico, pero lo es, porque entrelaza los nombres de los dos
amantes: E de Eileen; 10 es el ordinal de la letra J (de Jean) en el
abecedario; 2 de B (Badovici), y 7 de G (Gray).
La casa era
magnífica. La pareja invitó allí a menudo a su amigo Le Corbusier, paleto como
nadie, que se quedó fascinado con la casa, pero sobre todo con su autora. El
machista patán lo flipaba ante esa mujer libre, artista, emprendedora,
elegante, inteligente, culta… No sigo. Soñaba con dominarla, someterla.
Todo esto formaba un torbellino en su cabeza y un insulto y un desprecio
permanente a su esposa, que no podía ni compararse a Eileen. En fin: una
fantasía rara, sádica y cruel.
Le Corbusier
se ofreció a pintar unos murales en la casa, a lo que Gray se negó rotundamente.
El infame esperó a que el amor entre Eileen y Jean se acabara y a que ambos,
desilusionados, abandonaran la casa, y entonces la tomó al asalto, pintando
unos murales eróticos y fotografiándose desnudo mientras los pintaba. ¿Qué
quiere decir esto? ¡Que llamen a un loquero! (Publicó los murales y parte
de la casa en su Œuvre Complète y creó el malentendido, que no
desmintió, de que él era el autor de E 1027).
Muchos años
después convenció a una amiga suya para que la comprara.
(¿Por qué no la compró él?). Y así la tuvo para su placer cada vez que
la quería.
No obstante, se
construyó unos metros más arriba (sí, más arriba; siempre la dominación) una
pequeña cabaña sobre el terreno que le “pidió prestado” al dueño de un
restaurante, al que no sólo se adosó, sino a cuyo comedor abrió una puerta
directa para pasar libremente.
De este modo, la
romántica cabaña, mínima, austerísima, tenía pegado un restaurante, y unos
metros más abajo un casoplón al que bajaba Corbu cada dos por tres. Así vivo yo
también en una minicabaña, ¿no te digo? Y en una tienda de campaña. ¡Y para
colmo dice Corbu que la cabañita la hizo como regalo para su esposa! ¡Qué
morro!
El caso es que
la mañana de su muerte bajó a desayunar a E 1027,
como todos los días, y tal vez a exonerar el vientre, como todos los días.
(Decía con orgullo que en la cabaña tenía la taza del retrete pegada a la cama,
y que eso era muy higiénico, muy maquinista y muy moderno; pero yo sostengo que
no llegó a estrenar esa taza jamás, y que usaba las del restaurante y las de la
casa de Gray). Una vez satisfecho bajó al mar a dar unas brazadas.
Y allí cayó el
caradura. (Perdón, quise decir “la criatura”. Maldito corrector).
Hoy,
27 de agosto, se cumplen cuarenta y nueve años de la muerte de Le
Corbusier. Estaba de vacaciones en Cap Martin, en la Costa Azul
francesa, su paraíso infernal (o su infierno paradisíaco). Por la
mañana, después de desayunarse, se metió en el mar a nadar y murió de un
ataque cardíaco, con setenta y siete años, diez meses y veintiún días
de edad. (Hago la puntual y dolorosa crónica en mi libro
Necrotectónicas). - See more at:
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Hoy,
27 de agosto, se cumplen cuarenta y nueve años de la muerte de Le
Corbusier. Estaba de vacaciones en Cap Martin, en la Costa Azul
francesa, su paraíso infernal (o su infierno paradisíaco). Por la
mañana, después de desayunarse, se metió en el mar a nadar y murió de un
ataque cardíaco, con setenta y siete años, diez meses y veintiún días
de edad. (Hago la puntual y dolorosa crónica en mi libro
Necrotectónicas). - See more at:
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Puedes consultar sus obras en biblioteca USAT: http://bit.ly/1tK9SMF
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