sábado, 3 de mayo de 2014

CIUDADES ABANDONADAS: DE PRÍPIAT A FUKUSHIMA PASANDO POR DETROIT

El cine catástrofe, es un género cinematográfico que ha simulado las consecuencias que puede llegar a tener grandes incendios, terremotos, naufragios o una hipotética colisión de un asteroide para una ciudad y para la raza humana.
  
Algunas de las peliculas mas recordadas de cine catastrofe son: Aeropuerto, Armageddon, El núcleo, Presagio, Impacto Profundo y El día después de mañana. En esta lista de películas catastrofes nos gustaría recomendar Cuando el viento sopla (1983), un híbrido entre dibujos animados y técnica stop motion. Los personajes son dos ancianos, Jim y Hilda Bloggs, que están dibujados, pero su hogar y la mayoría de los objetos que hay en ella son reales. Con una banda sonora de excepción, la película describe un ataque nuclear al Reino Unido orquestado por la Unión Soviética, desde la perspectiva de un matrimonio jubilado que vive en una zona rural.


Recientemente, el estreno de la serie de televisión The Walking Dead, que narra la historia de las secuelas de un apocalipsis zombie, siguiendo a un pequeño grupo de supervivientes que viajan a través de Estados Unidos, nos permite adentrarnos en este mundo de las ciudades post apocalípticas.


Pero como suele pasar siempre en estos casos la realidad supera la ficción. Esto ocurre cuando hablamos de Prípiat, la llamada ciudad fantasma, es la zona cero del accidente de la central nuclear de Chernóbil. El accidente de Chernóbil fue un accidente nuclear sucedido en la central nuclear Vladímir Ilich Lenin el sábado 26 de abril de 1986. La cantidad de materiales radiactivos y/o tóxicos que se estimó fue unas 500 veces mayor que el liberado por la bomba atómica arrojada en Hiroshima en 1945, causó directamente la muerte de 31 personas y forzó al gobierno de la Unión Soviética a la evacuación de 116.000 personas provocando una alarma internacional al detectarse radiactividad en al menos 13 países de Europa central y oriental.

El parque de atracciones de la ciudad, su famosa noria abandonada, es el lugar mas infectado de Prípiat.
Prípiat nunca volverá a ser habitada. Esta ciudad de 50.000 habitantes fue evacuada a las 36 horas del accidente más grave que ha sufrido una central nuclear y se quedó desde entonces ensimismada y vacía para siempre... Pasó de ser el orgullo del desarrollismo soviético, el ejemplo de la felicidad en el paraíso proletario, una ciudad con una media de 26 años por habitante y con casi mil nacimientos anuales, a convertirse en un escenario postapocalíptico…  La ciudad ha sido invadida por todo tipo de animales que pastan libremente en sus parques. Prípiat es ahora un mundo azulado y macilento que permanecerá para siempre en el invierno nuclear. Un mundo de ceniza y polvo radiactivo.




Otro de los nombres que lamentablemente quedará grabado en la memoria de todo el mundo será el de Fukushima. Cualquier persona en cualquier parte del planeta podrá decirte, con menor o mayor acierto, qué representa Fukushima. En 2011, Japón sufrió un tsunami que arroyó gran parte de la costa este provocando, como consecuencia, que la central sufriera una triple fusión del núcleo. Tres años después somos testigos de la desolación.

La compañía HEXaMedia ha podido realizar un corto gracias al uso de drones, para mostrar la población de Tomioka donde desembocaron los residuos de la fuga radioactiva de la central nuclear.

La sensación que uno tiene al finalizar el vídeo es que no somos realmente conscientes de las catástrofes hasta que nos tocan de cerca y eso es algo muy difícil de transmitir. A pesar de ello, la tecnología es capaz de ayudarnos a ver las cosas desde otra perspectiva, como en este caso, y así hacernos una pequeña idea de la magnitud de la tragedia.

Puedes ver el vídeo en el siguiente enlace: http://vimeo.com/92984683

http://vimeo.com/92984683

Por último, la historia de Detroit, otra ciudad abandonada, esta vez por una catastrofe de otra naturaleza, la caída del capitalismo, sistema económico abrazado por todas las sociedades desarrolladas cegadas por una luminaria que impide ver su lado oscuro y cruel, y cuyas cenizas se esparcen a los cuatro vientos en este desierto de asfalto, rascacielos y grandes factorías abandonadas. Sus esqueletos, imponentes ante la mirada del visitante, se erigen como símbolos de que, aquí sí, cualquier tiempo pasado fue mejor.


En los albores del siglo XX, Detroit fue bautizada como el París del Oeste debido a la magnificencia y belleza de su arquitectura, resultado también de otro de sus sobrenombres, Arsenal de América, cuando sus fábricas abastecían las necesidades del imperio que salió victorioso de ambas contiendas mundiales. Eran los años cincuenta y la industria automovilística, santo y seña del estado de Michigan y de todo el país, constituía una suerte de gallina de los huevos de oro que parecía inagotable.


Hay quien dice que todavía queda esperanza en esta ciudad que parece olvidada por el resto de Estados Unidos siguiendo una costumbre muy americana: si algo falla, no intentes arreglarlo, simplemente compra algo nuevo.


Si en la película de Paul Verhoven, el cyborg regresaba para salvar la ciudad, es ahora un grupo de gente el que pide la vuelta de Robocop, aunque sea en forma de polémica estatua. Ya se han recaudado 67.000 dólares lo que recuerda que en Detroit todo es posible.  


 

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